Inversión I+D y desarrollo humano: la región tiene la palabra
Investigación científica soberana, con nivel internacional y sensibilidad social. R. Arocena
Si observamos las estadísticas internacionales se puede concluir de manera inequívoca que la correlación entre la inversión en investigación científica y el nivel de desarrollo humano de la sociedad es estrecha y se asocian fuertemente de manera positiva, vale decir cuando crece uno crece el otro. Basta tener en cuenta que los países con más altos índices de desarrollo humano como es el caso de Alemania y Suecia invierten de manera intensiva en investigación científica y ello repercute en sus estándares de desarrollo.
Si analizamos los gráficos siguientes, que muestran la evolución de la inversión en investigación y el índice de desarrollo humano en una serie histórica (parcial) podemos reafirmar esta hipótesis:
La evolución en ambos casos (Inversión en I+D e IDH) se acompasan creciendo hasta el año 2009 y comienzan a descender luego producto seguramente de la disminución de la inversión por la crisis europea.
En el Uruguay, que como se observa en el cuadro, aún estamos muy lejos de los niveles analizados para otros países, como son los casos mencionados. Pensando en un modelo país de innovación donde no sólo la Universidad desarrolle esta actividad sino que otros organismos públicos y privados también lo hagan este porcentaje deberá aumentar aún más.
A diferencia de los países desarrollados, en Uruguay, la investigación se hace fundamentalmente, casi en un 80%, en la Universidad de la República. Por poner un ejemplo en España este tipo de actividades fueron financiadas por la administración pública (el 44,5 por ciento).
Ahora bien, el otro eje que cruza esta función es el eje territorial, la mayoría de la investigación científica se hace en la capital del país, apenas un pequeño porcentaje se hace en el interior. Es por ello que la presentación de la actividad de investigación social que estamos realizando con esta publicación tiene una doble virtud, coopera al desarrollo humano del Uruguay pero además lo hace redistribuyendo la tarea en otro punto del territorio nacional lo suficientemente distante, en un contexto socioeconómico y cultural específico y diferente. Cabe citar que recientemente hemos organizado en la Regional Norte las III Jornadas de investigadores en las cuales se presentaron más de 140 trabajos de autores que desarrollan su actividad en la región, sin duda una muestra de lo que se está haciendo en ese sentido.
La importancia que tiene ver desde las ciencias sociales y desde la región la realidad del país es sustantiva si pretendemos la construcción de un país democrático y equitativo. Las hipótesis que se pueden formular desde un contexto donde se cultiva el desarrollo regional son muy diferentes que las que se pueden plantear desde el centro del poder nacional. Las necesidades observadas desde el territorio, históricamente relegado, ponen en el foco de la discusión sobre las políticas públicas a las poblaciones. Es necesario cambiar la construcción que se hace de la realidad nacional para que cambie definitivamente el sentido de la inversión pública. Todos conocemos el país del sur y del este (lo que a un amigo le gusta llamar el país de la autopista) pero es clave que se haga conocer el país del norte con sus particularidades productivas, culturales y sociales. Entender esto es extender las posibilidades de desarrollo en el futuro de la región, resulta fundamental que los actores territoriales públicos y privados lo entiendan y lo adopten como premisa para orientar sus políticas. Contar con una política de ciencia y tecnología con enclave regional es cimentar las bases para la mejora del bienestar de la sociedad regional, no tengamos duda de ello.
Por último y para terminar, parafraseando al Dr. Arocena, hay tres factores que deben jugar en el desarrollo de la investigación científica soberana: que sea de primer nivel, que sea pertinente a la región y que además sea socialmente sensible, lo que aquí se presenta es un ejemplo de ello.