Hasta siempre Don Pedro
El pasado 3 de agosto falleció a los 95 años de edad Pedro Rivas. “Don Pedro” fue una figura ejemplar dentro de nuestra Regional durante su etapa de funcionario y aún después de su retiro; su humildad y laboriosidad recorrió prácticamente gran parte de la historia de nuestra casa de estudios, desde sus inicios hasta hace pocos años, cuando dejó de trabajar.
En principio funcionario de la Diócesis, pasó a desempeñar tareas en la Universidad en el edificio de calle Artigas, y desde entonces fue actor y testigo de la historia de la Universidad en Salto, acompañó a miles de estudiantes, muchos de ellos hoy profesionales en todo el país, docentes de todas las facultades y funcionarios.
Como forma de homenaje en este espacio reeditamos sendas publicaciones sobre su persona en la Revista Nexo de Facultad de Derecho a cargo de la Decana de la Facultad Esc. Dora Bagdassarián y una entrevista realizada en el Diario “El Pueblo” local.
La pena por su partida se compensa en alguna medida en ver el afecto que Don Pedro cosechó durante su vida de parte de quienes lo conocieron. Vaya nuestro saludo a su familia y nuestro eterno agradecimiento por su extensa e incansable labor en nuestra Institución.
Dr. Alejandro Noboa
Director Regional Norte
Don Pedro Atilio Rivas y sus 89 años, creció con el siglo XX y siguió de largo.
PORTERO DE LA UNIVERSIDAD ES EL FUNCIONARIO PÚBLICO DE MÁS EDAD EN TODO EL PAÍS
El personaje de la página Al Dorso de esta semana va a cumplir 89 años de edad el cercano 25 de mayo, por cuanto nació en 1918. Durante más de 50 años don Pedro Atilio Rivas fue el sereno, el jardinero, portero, el que hacía los mandados y atendía el teléfono en el Obispado de la Diócesis de Salto.
Un día decidió jubilarse de su tarea correspondiente a la Caja de Industria y Comercio, pero no abandonó su labor como sereno de la Universidad de la República, Regional Salto. En esa área sigue trabajando todavía, aunque tiene en mente la posibilidad de retirarse dentro de poco tiempo.
“Del tiempo de las casitas de madera cubiertas con latas de combustible”.
Ayer, pasado el medio día lo encontramos en la casa de calle Andrés Latorre al 1800, entre Morquio y 25 de Mayo, donde vive desde 1921, cuando tenía cuatro años de edad.
-“Aquí nos instalamos con mi mamá y una hermana, en una casa de madera, recubierta con chapas de lata. Con el tiempo fuimos haciendo paredes de ladrillo y ahora tenemos una casa completamente de material, más confortable y más segura ante las inclemencias. Aquellas casitas de madera recubiertas con lata no daban tanta seguridad”, recuerda con un poco de nostalgia y orgullo, al mismo tiempo…
…-¿Cómo se llamaba su mamá?
-“Mi madre se llamaba Romualda Rivas Ferreira. Ella, mi hermana y yo, fuimos los primeros vecinos acá. Cuando cumplí 10 años me las ingenié para hacer la vereda en esta cuadra. Con el tiempo vino la Intendencia y cambió todo.
-En aquel tiempo no existía la Avenida Harriague como es ahora, ¿o si?
Por supuesto que no, tampoco estaba abierta toda la calle Andrés Latorre, como es ahora. Terminaba en calle Zelmar Michelini hacia el oeste. Había un campo grande allí, donde ahora es el barrio Lazareto.
-¿Cómo era antes el trato entre los salteños?
-¡Uff..era muy distinto! Al ser menos cantidad de habitantes, nos conocíamos mejor y nos tratábamos como amigos. Ahora, con 130 mil habitantes, es más difícil conocer a todos y tener la amistad de antes. Nos conocíamos con los vecinos, los comerciantes, etc. Ahora es diferente. Salto es la población que más crece en el país.
Cuando se podía bañar en el arroyo Ceibal
Le preguntamos cómo se divertían los niños de aquella época y si tenían oportunidad de pescar en el arroyo Ceibal.
-“El juego más difundido era el fútbol, con pelota de trapo. Cuando conseguíamos una de goma o de cuero, era toda una fiesta en los campitos. Si no había pelota, se jugaba a la topa y a la mancha, como todavía se hace actualmente”.
“Al arroyo Ceibal íbamos a bañarnos los varones; el agua era bastante limpia, no tenía nada que ver a como es ahora. En cuanto a pescar, acá cerca yo sacaba mojarritas y algún bagrecito chico, que no daba para comer. Otros muchachos iban hasta cerca de la desembocadura y traían pescados de tamaño adecuado para consumir. Ahora dicen que no hay peces en el arroyo.¡Es una lástima!
El trabajo en la Regional Norte
“El actual edificio ya resulta chico”
-¿Cuándo ingresó como funcionario de la Universidad?
- Ingresé como portero en el año 1971, en el 73’ me despidieron cuando vino la dictadura. Incluso, por ser portero, me tuvieron pero tres días, en el cuartel”.
-¿Cómo ocurrió eso?
- Ellos tenían que llevar a alguien. Rodearon toda la manzana y no encontraron a nadie. Entonces me fueron a buscar a la Curia, donde yo cumplía un horario distinto a la Universidad, cuando esta funcionaba en calle Artigas al 1200, en ellocal del antiguo Seminario. Los militares saltaron el portón, tocaron timbre en el Obispado y salí a atenderlos. Me llevaron al cuartel, contra flecha, por calle Invernizzi..parecía una película. Nunca me dieron una explicación de por qué hicieron ese despliegue, con gente armada a mis costados y en la espalda. La gente miraba y nadie entendía nada.Yo no era militante político ni nada de eso.
El portero y dos alumnos.
-“Junto conmigo llevaron a dos estudiantes, que estaban a cargo de la librería de la Universidad. A los tres días nos dejaron libres. Lo único que nos preguntaron es si teníamos armas en la Universidad. Por supuesto que no teníamos nada… al tercer día vino un oficial y dio la orden: ¡dejen libres a los tres de la Universidad! Y nos soltaron sin más explicaciones. De ahí en adelante, no nos molestaron más.
El local resulta chico.
El funcionamiento universitario en Salto cambió mucho con la construcción del local propio en el predio de Misiones y Rivera.
-¿Han mejorado también las condiciones de trabajo?
-El local nuevo significó un gran avance para el funcionamiento universitario, en todo sentido. Pero desde ya le digo que está resultando chico, porque se han calculado más de 5.000 estudiantes. La Regional creció más rápido de la que se había pensado.
-¿Cómo se desarrolla su trabajo de portero, sereno, en relación a los estudiantes?
Bien, bien, se trabaja a gusto. Muchos me conocen y me saludan por el nombre cuando se cruzan conmigo en la puerta o en los pasillos. Depende de las generaciones. Cuando estábamos en calle Artigas, era todo más familiar, porque el espacio era más chico y el número de estudiantes era menor. Ahora el edificio tiene cuatro pisos, pero está resultando chico. Los directivos, los profesores y los mismos estudiantes se quejan de que el local está quedando apretado para trabajar”.
Publicado en “Nexo”, boletín de Facultad de Derecho UDELAR, Año 14, Número 126, junio 2007.
Don Pedro Rivas
por Dora Bagdassarian
Quiero saludar, a través de NEXO a Don Pedro Rivas, funcionario no docente de la Regional Norte. El próximo 25 de Mayo cumplirá 89 años, y a pesar de la juventud de su espíritu, es el más viejo de los funcionarios de toda la Universidad , que permanece en actividad. Creo que su trayectoria, su dedicación y amor a la Universidad, a la que supo servir durante tantos años, merecen de nuestra parte un especial reconocimiento. Primero, por ser un hombre de bien, cuya conducta demuestra el afecto por sus compañeros, lo que ha llevado a que cosechara tantos reconocimientos a lo largo de sus años. También merece destacarse su gran humildad, reflejada en su trato por igual a todo el mundo, así como su entrega permanente a la causa de la Universidad.
Creo que en tiempo de dificultades, y cuando cada vez se pone en tela de juicio la escala de valores de nuestra sociedad, es importante resaltar esas reservas morales, como lo es sin duda “Don Pedro”, para que sirvan de ejemplo a seguir, y para demostrar también que nuestra Universidad, tiene funcionarios, a los que vale la pena homenajear.